tag:blogger.com,1999:blog-729932651233982635.post3975408601534297190..comments2023-05-25T11:44:47.197+02:00Comments on Es desclou la tenebra...: Aèria (o Diligències)[79a Crida, de VullEscriure - «Aire»]deomiseshttp://www.blogger.com/profile/00155917828135573960noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-729932651233982635.post-5956447828917076962016-01-27T04:09:17.260+01:002016-01-27T04:09:17.260+01:00Se despierta con el sonido de fondo de los primero...Se despierta con el sonido de fondo de los primeros compases del aria de la <i>Suite para orquesta número 3 en Re mayor (BWV 1068)</i>, de Johann Sebastian Bach, conocida también con el nombre de <i>Aire para cuerda en Sol</i>. Pero tiene la pereza de un sábado por la mañana y no se levanta todavía. La madre debe faenar por casa, después de haber preparado el desayuno para el padre, mientras ella toma su café de pie. Como sabe que suele holgazanear en el fin de semana, ya no prepara la mesa para ella. La escucha tararear la melodía de esta pieza que tanto les gusta, a sus padres, y que siempre intentan que interprete al violín. Es una composición demasiado difícil para tocarla con las pocas clases que lleva, y siempre encuentra una excusa mejor para acortar -e incluso posponerlos- los minutos diarios de práctica con el instrumento.<br /><br />A través de las rendijas de la persiana, detecta un sol cálido que le anuncia un nuevo día de invierno con temperaturas veraniegas, como ya va siendo normal este año. En el suelo, entre las zapatillas, el libro que la abducía durante la madrugada y que no paró de leer hasta que el padre la pilló todavía despierta. Las aventuras de Isabel, de Ernestito Tejada y del resto de niños que protagonizan <i>Camino del aire</i>, de Martín Ortega Carcelén (2015, Ed. Cuadernos del Laberinto), le parecen tangibles, verosímiles, como diría el padre. Pero son adjetivos que no acaba de entender y nunca se atreve a preguntar su significado, ni buscarlo en el diccionario. Cree que, si lo preguntara, la vería como una niña tonta, ignorante. Y eso no quiere que ocurra porque no es cierto.<br /><br />Se ovilla en posición fetal para regalarse cinco minutos más de tregua para desarrollar la holgazanería a la máxima extensión, y después ya empezará las diligencias de ordenar su habitación y de terminar los deberes de la escuela y, si queda tiempo, se dispondrá a practicar con el violín <i>Anirem a Barcelona</i>, que es la partitura que deberá interpretar en la audición de Navidad. Y llegará la hora de comer y respirará aliviada. Dejará el arco y el instrumento, volverá a pensar en el libro, recitando la letra de aquella canción popular (Iremos a Barcelona, / compraremos un violín / para hacer bailar las chicas / el domingo por la mañana). Y jugará con la consola o con la tableta y esperará a que llegue la hora de la cena y de acostarse. Casi sin darse cuenta, habrá transcurrido el sábado.<br /><br />Volverá al libro, cuando la calma reine en casa y, sobre todo, en su habitación. Y así sabrá los motivos por los que los niños se escapan de sus casas. Al menos si el padre no la vuelve a estorbar en el punto álgido de la lectura y la sermonee porque es demasiado tarde para estar leyendo. Rezará para que, esta vez, no decida transformarse en Lobo Feroz para encontrar el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas entre las sábanas. Porque es un juego que ya no la divierte como cuando era más pequeña.<br /><br /><br />d.deomiseshttps://www.blogger.com/profile/00155917828135573960noreply@blogger.com